No sabía que ya estaba ahí... No lo vi venir. Pensé que solo estaba cansada. Que el insomnio era por estrés. Que los cambios de humor eran cosas de la vida. Hasta que empecé a no reconocerme. La perimenopausia llega así, de puntillas. No siempre avisa con la menstruación que se va. A veces es más sutil y más traicionera. A veces simplemente un día te levantas sintiendo que algo ha cambiado, y no sabes exactamente qué. Lo que no me contaron Nadie me habló de esa niebla mental que te hace olvidar lo que ibas a decir. Ni del sueño roto aunque esté todo en calma. Ni de esa tristeza rara , que no es depresión, pero tampoco alegría. Ni de cómo la ropa ya no te queda igual aunque comas lo mismo. Ni de cómo puedes pasar de la risa al llanto en un minuto. Ni de la soledad interna que da sentir que nadie más lo está viviendo. Y no, no es solo cuestión de hormonas. Es una revolución interna , una relectura de todo lo que has sido hasta ahora. Lo que me ha servido, de verdad...